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No importa lo dura que se ponga la vida, siempre agradece primero a Dios por Su ayuda para sacarte adelante. Después, puedes plantearte utilizar una técnica como la terapia cognitivo-conductual (TCC) para ayudarte a afrontar el estrés o el nerviosismo. Por ejemplo, si estás pensando en cosas negativas, o catastrofizando, puedes preguntarte si existen pruebas reales de esos resultados. A menudo no los hay. En su lugar, recuerde tres cosas buenas que te hayan ocurrido en la vida recientemente. Esto puede hacer que te sientas más feliz y más anclado, lo que te ayuda a afrontar mejor el estrés. Si te sientes muy ansioso en ese momento, concéntrate en algo bueno que esté ocurriendo ahora mismo. Por ejemplo, aunque se te acelere el corazón, recuérdate que estás a salvo y cómodo en tu casa. Utilizar las técnicas de la TCC con regularidad puede ayudarte a sentirte menos ansioso y a afrontar mejor las situaciones difíciles. Si tienes hijos, enséñales a practicar este método para que puedan manejar mejor los factores estresantes de la vida.